miércoles, 4 de noviembre de 2009

Literalmente retrógradas

En la entrada inmediata anterior (Milagro en la calle de la Virtualización) toqué el tema de las Alianzas. Esas que han hecho grandes a los que participan en ellas y que permiten a empresas no tan pequeñas y no tan grandes, competir en igualdad de términos contra las mas grandes.

Existen también otro tipo de alianzas entre las empresas y entidades educativas como las Universidades, permitiéndole a las segundas hacerse de valiosos recursos, activos y herramientas que permiten acercar nuevas tecnologías a los alumnos; mientras que las primeras ganan nuevos adeptos y por qué no personal fresco que puede aportarles a corto, mediano o largo plazo de nuevos conocimientos, experiencias y hasta productos.

Benditas sean estas alianzas. Son maravillosas y han demostrado en muchos casos ser la mejor alternativa para las Universidades. Pero cuando una alianza con una compañía en particular hace que un centro de enseñanza como las Universidades (del latín universitas, universatis), en donde su escencia misma es la convergencia libre de toda corriente de pensamiento, prescinda de un conocimiemto o tendencia tecnológica para "honrar un acuerdo comercial", me parece que se pierde por completo el espíritu mismo y el objetivo de dicho acuerdo y de el propósito principar de la casa de estudio.

¿A qué viene todo esto? Un bellísimo y celeste pajarillo, con su dulce y cibernético trino (twitt!) me trajo una tritísima y realmente excecrable noticia: -"...una conferencia de Richard Stallman en prestigiosa Universidad de Argentina es suspendida debido a un acuerdo entre la institución y Microsoft"-.

Tuve que leer varias veces la nota. No podía creerlo. No tanto por el maese Richard Stallman quien es conocido por el establecimiento de un marco de referencia moral, político y legal para el movimiento del software libre, como una alternativa al desarrollo y distribución del software no libre o privativo, sino por esa "Universidad" (recalco las sarcásticas comillotas) que permitió que un acuerdo comercial, se interpusiera con la exposición de una corriente lícita, valida y universal de pensamiento.

Cierto es queridos lectores que me caracterizo por ser alguien que no gusta de la manera de trabajar y comerciar por parte de la empresa de Redmond Washington, pero esto va más allá. Pudo haber sido cualquier otra empresa y el resultado sería el mismo, pero el hecho de que los Gates Kids estén involucrados en esto, hace que la sangre me hierva.

De la empresa de las ventanitas no me extraña. Son de los que han demostrado que su muy obtusa, pequeña y cerrada mente no permite la competencia. Conducta que ralla en la estupidez. De quien sinceramente me extraña es de la susodicha "Universidad" Argentina que lo permitió.

Me vino a la mente aquel proyecto en el que de manera tan activa colaboré para una empresa tapatía, donde ante la incapacidad de los "geniecitos" de Microsoft para en mas de dos años no poder entregar una solución que diera control y seguimiento a las solicitudes de gastos de viaje, nosotros con un producto de IBM Lotus Software en cuatro meses (de principio a fin) la resolvimos, prohibieron TERMINANTEMENTE a nuestro cliente el siquiera mencionar la existencia de dicha solucuón (alquilada no vendida), pues contravenía el acuerdo entre nuestro cliente y esos extraños seres.

Reitero que si el acuerdo es entre empresas, no existe lugar para dónde hacerse y es imperativo honrar el acuerdo, pero entre una empresa y una Universidad, creo que esos términos NO debieran siquiera ser aceptables o aceptados por éstas.

¿Conclusión? Queda una vez mas al descubierto que Microsoft es una empresa hecha de "marketing", que teme a toda competencia y hace "ojo de hormiga" ante su propia y evidente incompetencia, tratando de "tapar el sol con un dedo" con estúpidos "acuerdos" y cláusulas legaloides y leoninas.

Queda también en evidencia el hecho de que hoy mas que nunca Microsoft tiene miedo hasta de quienes de manera independiente y fuera de todo sello, logotipo o empresa promueven un un marco de referencia moral, político y legal para el movimiento del software libre. ¿Por qué temer a esos "hippies", como algunos hijitos putativos de Bill Gates nombran a quienes apoyamos dicho movimiento, cuando ellos afirman ser tan geniales, poderosos y prácticamente perfectos?

Queda más que evidente pues que el comerciar con los Redmond Boys, es literalmente venderle el alma al diablo. Pues para que una "prestigiosa Universidad de Argentina" no pueda acercarse de valiosos conferencistas con muy valiosas aportaciones a su alumnado y personal docente, para respetar y honrar un "acuerdo" con esos, lo demuestran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario